martes, 19 de agosto de 2014

SimCity 2000 (1993, DOS)


Plataforma: PC
Género: Estrategia
Año: 1993
Desarrolladora(s): Maxis Software
Textos: Multi



Voy a empezar remarcando lo obvio (porque por mas trivial que parezca, este es un asunto que hay que abordar tarde o temprano, en orden de informar a las personas que nunca hayan oído de él -y si, las hay-). Cómo su nombre lo indica, SimCity 2000 es un simulador -uno muy bueno además-, y como tal se espera de él un cierto grado de realismo, pero el caso es que éste va mucho mas allá de eso, renunciando a trabajar solo lo necesario para llenar el expediente (por ejemplo al hacer notar que el titulo toma lugar en el Planeta Tierra y nada mas) y en cambio explayándose sobre ello. Porque al contrario de tantos otros juegos, aquí no hay enemigo al que derrotar, ni se intenta superar un limite de tiempo, ni ninguna otra meta abstracta. En esta obra de Maxis la acción se centra en el crecimiento individual del jugador.

Nuestro control sobre cada aspecto del juego es casi absoluto, y solo escapan a nuestro dominio aquellas cosas que ninguna otra persona podría controlar (los desastres naturales y accidentes).

Ni bien empezamos a jugar y fundamos nuestra ciudad, se nos hace entrega de unos limitados fondos para ponerla en marcha. Este es un proyecto a largo plazo en el que no se puede ganar (podemos seguir administrando la urbe hasta que nos aburramos), pero hay muchas formas de perder. Si por ejemplo decidimos malgastar desmesuradamente el dinero del municipio emprendiendo un proyecto faraónico tras otro, lo mas probable es que no veamos el próximo invierno. Pero si en cambio hacemos un apropiado acopio de recursos, construyendo solo lo que el pueblo pide y racionamos duramente nuestros ingresos, entonces lo mas seguro es que contemos con un elevado margen de error para el siguiente año fiscal (aún así se puede llevar a la ruina un proyecto bien encaminado con solo un par de directrices poco afortunadas).

Lo primero que me llamó la atención del mismo cuando finalmente me digné a probarlo (en febrero del 2004) fue la variedad de opciones con las que cuenta: un problema puede encararse de varias formas y normalmente son todas igual de válidas para resolverlo... aunque tienen también sus pros y contras. Podemos, por ejemplo, construir una central de electricidad a base de petróleo o carbón, satisfaciendo así el abasto eléctrico a un precio relativamente bajo; pero esto aumenta a su vez la contaminación -cosa que los ciudadanos odian-. Entonces quizá convenga optar por una red de plantas hidroeléctricas y matar así dos pájaros de un tiro (aunque a un precio mucho mayor). Todas las acciones tienen su reacción, y no se puede satisfacer a todo el mundo... pero mas nos vale intentarlo.

Otro gran problema al que debe enfrentarse el jugador es el de construir una eficiente red de agua y cloacas. Este fue un aspecto del juego al que yo criticaría duramente -ya que me irritó de verdad en su momento-, pero la verdad que está bien pensando. Porque al contrario del tema de la luz, este no se puede afrontar de ninguna otra manera que poniendo uno a uno los tubos de la cañería subterránea... pero como dificultad añadida, uno tiene que ir un paso adelante de su propia mente constructora. Pensar qué clase de edificio quiere emplazar a futuro y asignarle su propio surtido de cilindros plásticos. Realmente pienso que se trata de una genial adición.

Y luego de una dura jornada de trabajo llega ese momento en que, cubiertas todas las necesidades básicas, llega el momento de expandirse. Entonces toca poner pausa y sentarse a analizar cuidadosamente las posibilidades.

¿Queda en nuestra urbe algún cabo suelto que arreglar?, ¿conviene conectarla con el mundo o esperar un poco mas?. Es muy fácil dejarse llevar, construir sin ton ni son las nuevas tecnologías disponibles y quedar en bancarrota en medio de una masa amorfa de altos rascacielos abandonados y sucias planicies sin reclamar. Pero entonces, cuando el hastío comienza a mezclarse con la frustración, vemos hacerse evidente el fruto de todo nuestro trabajo y en ese mismo momento Sim City 2000 comienza a hacerse adictivo.

El juego abre frente a nosotros un amplio abanico de posibilidades, pero de forma paulatina, un cachito a la vez. Esto hace que para poder controlarlo todo sea necesario jugar (y jugar bien), probarlo sin ponerse a investigar en profundidad -como fue mi caso- da lugar a un montón de sorpresas por descubrir (y por ende recomiendo hacerlo así). Se puede optimizar algo ya hecho con una tecnología emergente, o en cambio reemplazarlo con la misma (yo particularmente encontré deliciosa la opción de agregar trenes, con los que sustituí casi en su totalidad a las ruidosas calles y autopistas).

Cuando construimos alguna edificación relevante (como un estadio), podemos bautizarla y elegir que tipo de actividad se desarrollará en su interior. Vale la pena emplazar cuatro canchas para poder tener un equipo local dedicado a cada deporte.

Pero si bien es cierto que somos nosotros los que llevamos el rumbo de este proyecto, la ciudad tiene mente propia. No es raro que la calma de paso a la tormenta con fulminante rapidez, ya que virtualmente cualquier cosa puede ocurrir. El centro puede ser pasto de las llamas en un abrir y cerrar de ojos, estallar una huelga o caer un avión. Para todo hay que estar preparado, y cuando creemos haber dominado el sistema de juego y estar listos para lo que este pueda arrojarnos, entonces nos sorprende con otro desastre, mas perverso y retorcido que el anterior (pueden desactivarse, sin embargo no lo recomiendo, ya que eso le quita mucha interés a la partida). Mis favoritos son los infames monstruos.

Los diarios marcan, con la melodía del rigor, lo que ocurre en nuestra ciudad. La prensa es totalmente independiente, y aunque carece de verdadero poder ofensivo (fue incluida como un recurso humorístico) en ocasiones muestra información relevante a nuestra partida (encuestas, información sobre algún desastre reciente). El precio de los periódicos cambia también según la fecha, lo cual roza la genialidad.

En un juego así de personalizable, incluso el terreno se puede modificar, dando lugar a situaciones graciosas como una metrópoli oculta entre las montañas, o un poblado al ras del suelo... ¡con todos sus edificios diseminados en montes y quebradas!. Sim City 2000 simplemente no te deja con las ganas de nada, por eso no tiene fecha caducidad.

Hablando de la parte técnica voy a decir que el juego muestra un nivel de detalle sensacional (tal y como está debe ser uno de los juegos para DOS mas gráficamente avanzados) con su resolución de 640x480. Pero no solo eso, sino que además se logró una especie de balance para corriese fluido en cualquier maquina que asomara sus requerimientos; cosa que solo habían logrado Alone in the Dark y Stunts anteriormente. Uno puede percibir gran cantidad de detalles a vista de pájaro (tales como las ventanas de los edificios, el transito en las calles, incluso las funestas manifestaciones); el programa usa algunos trucos visuales para enseñarnos como nuestro mundo cobra vida -representando a las personas como puntos, por ejemplo-, pero se logra el efecto deseado con ellos. En fin, los gráficos son un regalo a la vista.

Los efectos de sonido me saben un poco planos. La verdad que no tienen mucho que aportar, y salvo por algún zumbido del tendido eléctrico, las multitudes de los estadios y las bocinas del tráfico, son casi inexistentes. Pero esto no es necesariamente malo, ya que le dejan lugar a la excelente banda sonora, uno de los puntos culminantes del juego.

No se necesita tener una gran cantidad de temas ni hacerlos sonar de forma incesante para que el juego adquiera ritmo, y creo que ese es precisamente uno de los mayores aciertos que tuvo la gente encargada del proyecto. Durante una partida normal escucharemos un par de temas en rápida sucesión, intercalados con otros ratos de silencio. La música que aparece es de gran calidad pero, al menos a mi, me aburriría en grandes dosis, por lo que encuentro esta intermitencia algo satisfactoria... es mas, me costaría enfocarme en la construcción si tuviera composiciones todo el tiempo en los oídos.

Y como me gusta dejar lo mejor para el final, aquí les presento el SimCity Urban Renewal Kit: un completísimo editor que nos permite -entre otras cosas- construir nuestra ciudad idónea sin limitaciones de ningún tipo (espacio, dinero...) y luego importarla al juego para degustarla desde allí. Pero también incluye una utilidad para recolorear las edificaciones existentes o diseñar nuevas. Además -y por supuesto- todas nuestras creaciones pueden ser utilizadas en el juego. Es, sin exagerar, una de las mejores adiciones que he encontrado en un videojuego.

Y ya como detalle, diré que algunas de las modificaciones hechas por los fans, fueron utilizadas en el siguiente juego de la saga, el SC3000.



(créditos a quien corresponda)


En conclusión: Si te gustan los juegos de construcción, los de estrategia o los isométricos este es para vos. Pocos siquiera se le acercan, ninguno lo supera. RECOMENDADO.

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