miércoles, 20 de agosto de 2014

Lunar Legend (2002, GBA)


Plataforma: Gameboy Advance
Género: RPG
Año: 2002
Desarrolladora(s): Ubisoft
Textos: Inglés



Esta review fue reescrita en mas de tres ocasiones por ser incapaces mis palabras de reflejar la autentica valía del objeto de su análisis... como si de un rotoso, sucio, o mugroso espejo se tratase... siendo este capaz de mostrar la idea general de lo que tenía enfrente, pero no de proyectarla como realmente debería ser, sin detalles ni color. Confío en que en esta oportunidad las cosas hayan podido llegar finalmente a buen puerto.

No es secreto que los juegos de carreras y los RPGs -sobre todo estos últimos- son los menos agraciados en mi vida gamer... no puedo evitarlo, ninguno va realmente con mi perfil videojuegíl; y aunque he probado exitosamente algunos títulos de carreras, jamás pude empaparme de manera satisfactoria con los otros. Simplemente no me veo disfrutando la enorme belleza que existe en los Final Fantasy, los Dragon Quest, los Golden Sun... solo puedo jugar a los que componen mi saga favorita por la simpleza de concepto y ejecución de la que hacen gala, pero sin realmente poder decir que la experiencia haya sido un coser y cantar para mi. Así que cuando me descargué este Lunar Legend ya tenía ese helado presentimiento de que iba a terminar con premura en el purgatorio de la Papelera de Reciclaje, esperando a que una única pasada del Ccleaner acabara con su existencia en movimientos rápidos y precisos. Aquello, no obstante, no solo no ocurrió, sino que le gané un importante aprecio al pequeño programa que ahora mismo se postra con orgullosa pose frente a mi, mientras intento describirlo con una eficacia de la que de repente no me siento capaz... ¡y es que hay tanto que decir sobre el!.

Lunar Legend es un RPG maravillosamente ejecutado, parte de una serie lanzada para las mas selectas consolas (siendo sus versiones primas de SEGA CD y Playstation infinitamente mas populares, y además, dejando a esta como la «oveja negra» entre los fans. Aquellas cuentan con coloridos nombres como Silver Star Story -en el caso de la máquina híbrida- o Eternal Blue -ya en dominios de Sony-) y en el que se denota desde el vamos una dosificación bastante intensa de las ideas que lo componen... simplemente nada parece estar fuera de lugar, y hasta el último pixel del escenario se nota colocado como con la mano. Con todo, creo que es sabio empezar por la historia.

Esta es en un comienzo simple, pero se va ampliando a medida que avanzamos, y gira alrededor del joven Alex, un simple campesino del tranquilo pueblo de Burg, donde rara vez pasa algo. El juego se abre mostrando a nuestro héroe recitar el epitafio que yace escrito sobre la musgosa tumba de su héroe, el Maestro Dragón Dyne. Es tal la admiración que siente el protagonista por su fallecido modelo a seguir, que el mismo se propone seguir los pasos emprendidos por este mucho tiempo antes, y salir de aventura para ver el mundo. De hecho, estaba en la cabeza del chico la idea de emprender su viaje una vez finalizado el «Festival de la Cosecha», donde tiene que ocuparse de sonorizar el canto de su hermana Luna con su ocarina para cerrar el evento. Con todo, los planes se cambian rápidamente cuando un enviado del Gremio de la Magia llamado Nash hace su aparición en el pueblo para pedir la ayuda de un guía que le facilite el cruce por los peligrosos Weird Woods, en donde podrá tener una audiencia con el legendario White Dragon Shrine, quien evalúa con voluntad de acero a los aspirantes a convertirse en Maestros Dragón. Tras un accidentado viaje en el que un histérico Nash no deja de demostrar franca desconfianza en Alex, Luna, y su amigo Ramus (quien se unió un poco antes y de improvisto a la historia) llega el cuarteto al esperado encuentro, en el cual, súbitamente decide Alex que también desea ser evaluado. Y con ello da comienzo la aventura. Me gusta porque luego de ello debemos hacer bastantes mas cosas dentro del juego, y exactamente en el momento en que creemos haber avanzado lo suficiente como para vislumbrar la luz al final del túnel, son los propios protagonistas los que nos informan que «el viaje apenas comienza», y entonces somos saludados por la pantalla del titulo. No tengo palabras para describir lo deliciosamente desmoralizante que resulta aquello... hemos estado luchando a brazo partido por varias pruebas de excepcional dificultad, abriéndonos paso por intensas batallas gatilladas al azar, e incluso hemos tenido ya nuestra primer «Boss-Battle», y todo eso para finalmente enterarnos que no ha sido sino el principio. Son detalles como estos los que hacen que un juego pase de ser meramente disfrutable a deslumbrar por su lucidez, y con suerte muchos de ustedes se dejarán seducir por mis palabras y lo observarán con sus propios ojos.

Y ahora voy a intentar resistirme al férreo impulso de seguir spoileándolos hasta la muerte, para hablar del juego y sus mecánicas. Este es un RPG, y naturalmente batallar es la parte central del asunto; pero existen varias formas de hacerlo. Comúnmente las peleas quedan convocadas al azar al caminar fuera de cualquier poblado, y estas nos presentan a variedad de enemigos de varias clases. Para hacerles frente tenemos la opción de utilizar algún conjuro (si hay en nuestro equipo personajes capaces de realizar magia), seleccionar manualmente el blanco, hacer uso de una táctica previamente acordada, o pedirle a la computadora que se ocupe de todo por ella misma -en un gesto de inesperada piedad para con los novatos, véase yo-. Estas escaramuzas no suelen entrañar mayor dificultad, pero es casi obligatorio estudiar a nuestros personajes, ya que los enemigos son capaces de producir un gran «daño de retroceso» -dormir, envenenar...-. A mi me tomó mucho -y para que mentir, bastante sufrimiento-, aprender que Luna tiene hechizos curatorios, y que tanto Alex como Nash pueden eliminar filas completas de enemigos con un solo movimiento (solo un poco de muerte, todavía sirve, todavía sirve...).

Adicionalmente a todo lo nombrado en el párrafo anterior, debo comentar que durante nuestra travesía encontraremos varias tiendas de distinta índole, donde podremos comprar objetos para equipar a nuestro equipo. La mayoría de ellos son bastante fáciles de comprender, pero hay algunos que parecen mas bien irónicos (¿con que objeto debo equipar a Luna?... pues claro, ¡con la sartén!). Mi estrategia siempre se ha basado en la «herencia» de items; luego de cada pelea ganada se obtiene algo de efectivo, y con el suficiente oro en nuestras arcas se pueden conseguir armas de verdad interesantes. Así que lo que yo hacia era darle las mejores a Alex y Nash (o quien estuviese supliendo su lugar), y entregarle las viejas a Luna y Ramus -ídem Nash-. Es posible adquirir también algunos trastos para utilizar en el campo de batalla, pero los encuentro francamente innecesarios (sobre todo con los hechizos curativos de Luna). Luego de cada combate obtendremos también algo de experiencia... y, en situaciones muy puntuales, unas cartas (pueden también adquirirse de manera limitada en el mercado de Vane), con las que pueden conjurarse algunos otros hechizos. Ah!, y creo que vale la pena mencionar que en los poblados nos es posible recuperar salud en su totalidad, con simplemente «rezarle» a la estatua del héroe local.

Para cerrar con el tema de las escaramuzas, voy a comentar que las peleas contra los jefes son una verdadera locura, y sino estamos en un nivel lo suficientemente avanzado, lo mejor es ni internarlo. Cada boss cuenta con varias estrategias a las que adaptarse, y pasaremos un tiempo angustiantemente largo simplemente cubriéndonos o curándonos. Mejor aún, cuando sus puntos de vida están ya razonablemente bajos, doblegan el esfuerzo por destrozarnos. Quiero decir que el Capitán Pirata, y Rin-Rin fueron huesos especialmente duros de roer.

Y ahora quisiera hacer una pequeña mención a los personajes: todos tienen bastante personalidad, pero hay dos que simplemente sobresalen. Por un lado está el mencionado Nash, tan presumido como molesto, y por otro el -hasta ahora evitado- caustico Nall, la «mascota» de Alex. El pequeño «gato» es la Kazooie de esta saga: impertinente, enojoso, y agresivo; es simplemente una delicia «escucharle» cuando dice algo en su particular tono burlón (y ya ni hablar cuando intercambia impresiones con el susodicho hechicero). Todos los personajes resultan interesantes de conocer, e incluso los NPCs suelen dejar impresiones bastante complejas cuando se les consulta (recuerdo una ocasión donde me metí de completo accidente en una casa, y hablé con sus dos ocupantes: por un lado, estaba una madre diciendo que su hija estaba obsesionada con los dragones, y que trataba de hacerle entender que estos no existen, y por otro, la niña en cuestión, quien nos pregunta... aquí se nos da la inesperada opción de elegir, y podemos ser honestos o romper su corazón, en un gesto que no me esperaba... existen otros ejemplos como este durante el juego, pero suelen brillar por su escasez).

Quisiera indagar mucho mas profundo acerca de este título, pero se volvería esta una review eterna, por lo que será mejor concluir de la manera habitual.

Los gráficos que este programa presenta son muy bonitos de ver: la mayoría de las locaciones están representadas como meras «habitaciones planas» revestidas con texturas de alto detalle, y adornadas con variada parafernalia. Los escenarios de combate varían de acuerdo a la zona donde nos encontremos, y tanto personajes como enemigos están sobriamente dibujados y animados. Pero aquello no es sino la punta del iceberg, ya que el juego hace también gala de varias técnicas para narrarse así mismo, y es por ello que existen diapositivas de gran calidad para ilustrar detalles puntuales de la trama, y vistosas animaciones ejecutadas a partir del propio motor gráfico del titulo. La verdad que estas últimas brindan al juego de una inesperada de vida y fluidez... haciéndose presentes en momentos oportunos y muy bien escogidos en los que el interés del jugador podría empezar a decaer, para realzarlo de forma magistral. Por lo demás, existen unas tomas especiales para cuando se realizan conjuros in-battle, bastante agradables a la vista.

La música es espectacular: se trata en su mayoría de alegronas tonadas que van muy bien con el tema épico que muestra el juego, pero existe también una selección especial para las batallas, y otra mas para diapositivas y escenas de corte. Con todo, hay dos con las que me quedo por sobre todas las demás: la ocarina de Alex, y el canto de Luna -¡sobre todo el canto!- ya que estos suenan de forma... realista, y la primera vez que se los oye generan una especie de sentimiento gélido en el usuario, ya que no parecen pertenecer de ninguna manera al juego que se está degustando (a mi me hicieron pausar, y ver de donde provenía tal cántico).

Los efectos de sonido son también muy satisfactorios en las escenas de combate, y cuando se lanza alguna clase de conjuro. En el mundo «normal» no obstante, pasan bastante desapercibidos.






En conclusión: La verdad que no esperaba cerrar esto de tal manera pero... es bastante posible que Lunar Legend sea el mejor juego que he probado hasta ahora (y tras veintitrés años de gaming, eso debe decirles algo). Está tan bien ejecutado, y frustra tan poco en comparación que no se le puede achacar ninguna queja que resulte simplemente válida. Recomendado!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario