martes, 19 de agosto de 2014

Dragon´s Lair (CD-Rom, 1983-1993)

(Texto de Domingo H)


Plataforma: MS-DOS
Género: Arcade, película interactiva
Año: 1983-1993
Desarrolladora(s): Advanced Microcomputer Systems
Textos: Inglés



Fue el primero en concebirse, mas no el primero en salir. Dragon's Lair es un
pionero de un género de videojuegos capaz de provocar guerras mundiales; las
películas interactivas. Video real, ya sea con actores o con dibujos animados,
sobre el cual de vez en cuando el jugador es capaz de ejercer "control" con el
fin de que continúe corriendo en lugar de terminarse abruptamente. Por un tiem-
po se creyó que este género sería el futuro de los videojuegos, antes de que se
asentaran los gráficos en 3D. No hay forma de valorar estos juegos objetivamen-
te: los amas o los odias. Tratándose los videojugadores de la clase de gente
que se tratan, no es difícil imaginarse que hay que andar con mucho cuidado a
la hora de confesar que te gusta este tipo de juegos.
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La premisa del Dragon's Lair, originalmente un arcade de 1983, es la siguiente:
eres un caballero de la Edad Media llamado Dirk el Intrépido. Tu tarea es pasar
sano y salvo a través del castillo encantado del mago oscuro Mordroc (a quien
los admiradores de Monty Python sin duda llamarían "Sir No-aparece-en-este-jue-
go") para hallar a la princesa Daphne, el amor de tu vida, que se halla prisio-
nera del enorme y codicioso dragón Singe.

El juego pasó a la historia y se convirtió en un brevísimo fenómeno cultural no
por su jugabilidad, más rudimentaria que lo que sugiere su época, sino por el
hombre que creó la animación de que está hecho: Don Bluth. El mismísimo señor
tras "Pie Pequeño", "Un Cuento Americano" y "Brisby, la ratoncita valiente",
entre otras muchas que hizo con el propósito de competir contra sus ex-jefes,
Disney. (Irónicamente, sus esfuerzos consiguieron que Disney se pusiera las
pilas y le ganara la competencia a él) La calidad visual de la animación no se
aprecia para nada en esta la versión "CD-ROM" de 1993, que posee una calidad de
video mucho menor que el original de arcades; pues éste se reproducía desde un
láserdisc (formato igual de efímero que la fama del juego) que podía guardar
mostrar video de mucha más calidad. Además, muchos niveles de la versión de
arcade no están presentes en ésta, y los que lo están han sido condensados y
recortados en algunas partes para poderlos meter en un CD. Sin embargo, tiene
el mérito de ser la primera versión de muchísimas (Pugly habla de juegos que
corren hasta en una tostadora; Dragon's Lair tiene versiones <i>hasta para
tostadoras</i>) en parecerse a la de arcade en cuanto a la calidad de la
animación. Un anterior intento aparecido entre 1989 y 1991, que dividió las es-
cenas entre dos juegos (Dragon's Lair y Escape from Singe's Castle) apenas lo
logró: el primero iba con gráficos EGA y altavoz del PC, y el segundo iba a un
conteo de cuadros terriblemente bajo, por mucho VGA y SoundBlaster que tuviera
detrás.

Poco a poco vas recorriendo habitaciones (escenas animadas) del castillo. Cuan-
do parece que Dirk se encuentra en peligro, debes oprimir las teclas correctas
en el orden correcto y en el momento correcto para que el video "salte" al pun-
to en el cual el héroe sortea una trampa mortal, se defiende con su espada, y
en general, evita morir. Un ejemplo, el único que echaré a perder aquí, es
entrar a una pequeña sala con una mesa, un frasco lleno de líquido sobre ella y
una salida a la derecha. De repente la habitación comienza a incendiarse. Si te
quedas quieto sin hacer nada, mueres quemado; pero si te mueves hacia arriba,
hacia el frasco, éste resulta ser un veneno que te mata enseguida, y si te mue-
ves hacia la puerta, ignorando ambos peligros, te salvas. El tiempo para tomar
estas decisiones es corto, poniendo a prueba tus reflejos (y/o tu paciencia),
en especial porque a veces el juego cree que has tomado una decisión equivocada
en el momento correcto, al haber veces en las que parecerá que debes hacer algo
y resultará, tras morir muchas veces, que justo ahí no hacía falta que hicieras
nada, o hacía falta que hicieras otra cosa y no la que parecía que debías ha-
cer. Para rematar la faena, aquella habitación del frasco es una de muy pocas
que te permiten verdaderamente tomar decisiones. Por lo general, cada cuarto
tiene una sola solución que debes seguir al pie de la letra, sin desviarte ni
un momento. Otras dos películas interactivas de Bluth, Space Ace y Dragon's
Lair II: Time Warp, son de un ritmo más frenético y ocasionalmente te dejan de-
cidir tus acciones, pero ultimadamente, la interactividad es muy reducida.

Afortunadamente, esta versión del '93 cuenta con una ventaja que no posee el
intento previo, ni (hasta donde sé) ninguna de las muchísimas reediciones mo-
dernas para innumerables sistemas contemporáneos (que sospecho que están ahí
para que Bluth pueda comer; el pobre no trabaja ni es visto con los mismos ojos
desde "Amigos inseparables", "Titan AE" y aquel cocodrilo): nada menos que cré-
ditos ilimitados. El arcade te cobraba cincuenta centavos norteamericanos por
crédito, y muchas otras versiones te regresan derecho al principio del juego.
Éste te permite intentarlo una y otra vez, con la única penalización de que te
retrocede unas cuantas habitaciones desde aquella en la que perdiste tu última
vida. Además, comienza con una escena que no figura en la versión norteameri-
cana del arcade (un puente levadizo que se cae y un techo que se derrumba en el
lobby) y te lleva a través de los niveles siguiendo un orden más o menos lógi-
co: descender paulatinamente a las misteriosas cavernas debajo del castillo,
donde mora el dragón. El arcade las elegía al azar, y te hacía repetir las que
habías fallado (a menudo vistas en sentido contrario) hasta que las terminaras
todas para poder enfrentarte con el dragón.

Apenas hay música, pero suena heroica y caballeresca la mayor parte del tiempo,
y de acción frenética en el enfrentamiento con Singe. Voces casi no hay, salvo
los irritantes chillidos de terror o dolor de Dirk, gruñidos de monstruos, y
cuando Daphne te habla cerca del final. La animación había costado más de un
millón de dólares en su día, y por lo tanto todas las voces tuvieron que ser
del equipo técnico (el propio Bluth, con la voz alterada, hace de villano del
Space Ace).





En conclusión: Lo mejor es bajárselo y ver si este tipo de juegos les es
agradable. Si no, pues no hay nada que hacer; en caso positivo, hay todo un
mundo de películas interactivas allá afuera.

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